Cubrir o no cubrir, la piscina
Actualmente, nadie debería plantearse vaciar el agua de su piscina una vez acabado el verano, tanto por razones económicas como por motivos ecológicos, ya que el agua se ha convertido en un bien escaso y su uso debe racionalizarse al máximo. Desde luego, hay procedimientos para mantenerla en buen estado durante todo el año (utilizar depuradoras y otros métodos de filtrado y limpieza del agua permanentemente y añadir los productos químicos necesarios).
Sin embargo, hay otra posibilidad, instalar algún sistema de cobertura para la piscina que evite que la superficie se llene de insectos, polvo, hojas... que contribuyen a acelerar el proceso de podredumbre del agua. Para este supuesto, existen los cobertores o mantas de piscina (lonas impermeables), desde los modelos más sencillos a aquellos automatizados que permiten su uso diario con el consiguiente ahorro en productos químicos y en agua, ya que evitan la evaporación de la misma y, por tanto, reducen considerablemente el rellenado. También contribuyen al mantenimiento de una temperatura constante del agua.
Pero, hay otro tipo de cubiertas que añaden una ventaja más a tener en cuenta: la posibilidad de convertir nuestra piscina en un espacio para disfrutar todo el año. Se trata instalar unas estructuras, hechas de una aleación de aluminio y policarbonato compacto termoplegado, que se adaptan a todas las medidas y formatos. Las hay fijas, deslizantes y telescópicas, en cualquier caso, siempre dotadas de mecanismos que permiten abrirlas fácilmente sin ningún esfuerzo. Debido a un efecto invernadero, filtran los rayos solares y acumulan el calor bajo la cubierta, aumentando hasta 10 grados la temperatura del agua, lo que en la mayor parte de los casos hará que, sin necesidad de instalar ningún aparato adicional para calentar el líquido, podamos usarla permanentemente.
Fuente: Piscinas.com
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